3:59, la tendencia misógina entre adolescentes en TikTok
El origen de este término se remonta a una discusión entre tiktokers, donde El Temach insultó a la streamer Ari GamePlays llamándola «3.99», haciendo referencia al precio que algunas modelos de OnlyFans cobran por sus suscripciones.
En este sentido, el 3:59 tendría la misma connotación, pero con el tiempo: “A un minuto de ponerse en 4″ (a 4 patas)
Básicamente es una nueva forma de llamar guarras, facilonas o zorras a las chicas. Como siempre, volvemos al insulto fácil que cosifica a la mujer.
Lo más sorprendente de todo es que son las propias chicas las que califican de 3:59 a otras mujeres en redes sociales. Ellas son las que más comparten esta tendencia llamando 3:59 a otras chicas, inconscientes del daño que se hacen a sí mismas.
Como bien explica la psicóloga Patricia Hermosilla en sus redes sociales: «Las adolescentes siguen atrapadas en una doble moral sexual: deseables, pero no mucho; activas, pero no mucho; recatadas, pero no mucho; atrevidas, pero no mucho… Para ellas es imposible encontrar un lugar dentro de estas normas no escritas: follable o invisible.«
La necesidad de ser vista en la adolescencia
Y es que, como bien sabemos, la adolescencia es una etapa en la que los jóvenes necesitan ser vistas. Especialmente las chicas desean ser valoradas por una combinación de factores psicológicos, sociales y culturales.
Algunas de las principales razones incluyen:
1. Desarrollo de la identidad y autoestima
Durante la adolescencia, los jóvenes están en una fase crítica de construcción de su identidad personal. La autoestima de muchas chicas puede ser especialmente vulnerable en este momento, lo que las lleva a buscar validación externa para sentirse aceptadas, atractivas o queridas. Si no reciben una valoración positiva en otros aspectos de su vida (familia, escuela, amistades), pueden centrar su autoestima en cómo son vistas por los demás, especialmente por pares y figuras de interés romántico.
2. Presión social y de género
Las expectativas sociales y culturales a menudo dictan que las chicas sean apreciadas por su apariencia física y su rol en las relaciones. Los medios de comunicación y redes sociales amplifican estas expectativas, haciendo que muchas chicas sientan que deben cumplir con ciertos estándares de belleza o comportamiento para ser aceptadas y valoradas. Las chicas adolescentes, al estar expuestas constantemente a estas presiones, pueden internalizar la idea de que su valor está directamente relacionado con su atractivo o la atención que reciben.
3. Influencia de las redes sociales
En la era digital, las redes sociales han intensificado la necesidad de validación externa. Los «likes», comentarios y seguidores pueden convertirse en una medida superficial de autoestima. Para muchas adolescentes, recibir atención online puede parecer una prueba tangible de su valor. Sin embargo, esta validación es efímera y puede generar una dependencia insana en la aprobación de los demás, lo que lleva a comportamientos como la búsqueda constante de atención.
4. Comparación constante
Las redes sociales también fomentan la comparación constante entre adolescentes. Al ver perfiles idealizados y perfeccionados de otras personas, muchas chicas pueden sentirse inadecuadas o menos valiosas. Esta comparación puede aumentar su necesidad de ser valoradas para sentirse a la altura de los estándares percibidos.
5. Patrones familiares y de crianza
El entorno familiar puede influir en cómo una adolescente busca valor. Si en su hogar no se refuerza su autoestima o si se les enseña a buscar aprobación constantemente (ya sea a través de logros o apariencia), puede que desarrollen un patrón de dependencia emocional de la validación externa. La falta de atención emocional o afecto en casa también puede llevarlas a buscar aprobación en otras áreas de su vida.
6. Cultura del éxito y perfección
Vivimos en una sociedad que valora la perfección y el éxito, y esto no se limita solo a las calificaciones o logros académicos, sino también a la apariencia y el comportamiento social. Las chicas adolescentes pueden sentir que necesitan ser perfectas en todos los aspectos de su vida para ser valoradas por los demás, lo que les genera una gran presión.
7. Romantización de la aprobación masculina
En la cultura popular, se suele dar un gran énfasis a la aprobación masculina en las historias de amor o relaciones románticas. Muchas adolescentes pueden sentir que ser valoradas por chicos es un indicador importante de su propio valor. Este enfoque en la validación a través de relaciones románticas puede hacer que prioricen la opinión de los demás sobre sus propios deseos o necesidades.
8. Inseguridad personal
La adolescencia es una etapa marcada por cambios físicos, emocionales y psicológicos. Las inseguridades son comunes, y el deseo de ser valorada puede ser una forma de compensar estos sentimientos de inadecuación. Muchas adolescentes pueden buscar en otros la validación que no encuentran en sí mismas.
9. Influencias culturales y de medios de comunicación
Los medios, desde la televisión hasta las películas y las redes sociales, a menudo promueven la idea de que el valor de una mujer está ligado a su apariencia física o su capacidad para atraer la atención. Esto puede enviar un mensaje distorsionado a las adolescentes, quienes pueden sentir que su valor depende de cómo son vistas y apreciadas por los demás, en lugar de sus propias cualidades intrínsecas.
@tu_vale11
¿Por qué las chicas se insultan entre ellas?
Algunas adolescentes insultan a otras debido a la competencia y rivalidad que surge por las presiones sociales y culturales, especialmente relacionadas con la apariencia física, el éxito o la atención de otros. Los medios y la sociedad a menudo fomentan la idea de que las mujeres deben competir entre sí, lo que puede generar celos e inseguridades, que se manifiestan en forma de insultos y ataques verbales.
Además, la internalización del machismo y estereotipos de género hace que algunas mujeres adopten creencias despectivas hacia otras, perpetuando comportamientos negativos como este tendencia del 3:59. Las redes sociales también amplifican estas dinámicas al promover la comparación constante y facilitar los insultos sin enfrentar las consecuencias inmediatas.
La falta de habilidades para manejar conflictos o problemas emocionales también juega un papel. En muchos casos, insultar es una forma de expresar frustraciones personales o una herramienta para ganar aprobación social en ciertos círculos.
¿Cómo evitar que los adolescentes se insulten?
Educar a los hijos para que no insulten a otros requiere un enfoque integral que promueva la empatía, el respeto y la inteligencia emocional desde una edad temprana. Aquí tienes algunos consejos para lograrlo:
1. Fomentar la empatía
Ayudar a los niños a entender cómo se sienten los demás es fundamental para evitar que insulten. Puedes hacer esto mediante:
- Conversaciones regulares: Pregúntales cómo creen que se sentiría otra persona si alguien les hablara mal. Usa ejemplos de la vida diaria o historias para ilustrarlo.
- Juegos de rol: Jugar a intercambiar roles, donde el niño sea quien recibe el insulto, les ayuda a comprender el impacto de las palabras negativas.
- Lecturas y películas: Exponerlos a historias que destaquen el valor de la empatía, la bondad y las consecuencias de las acciones negativas.
2. Dar el ejemplo
Los niños imitan lo que ven en casa. Si los padres o cuidadores evitan insultar o usar palabras hirientes, es más probable que los niños también lo hagan. Algunas acciones clave:
- Cuidado con el lenguaje: Evita usar insultos en presencia de los niños, incluso cuando estés frustrado o enojado.
- Manejo de conflictos: Muestra cómo resolver desacuerdos de manera calmada y respetuosa, sin recurrir a insultos o gritos.
3. Promover la autorregulación emocional
El control de las emociones es esencial para evitar insultos en momentos de frustración o enojo. Algunas técnicas que ayudan a los niños a regular sus emociones son:
- Enseñarles a reconocer sus emociones: Ayúdales a identificar cuándo están molestos, tristes o frustrados, y explícales que es normal sentirse así.
- Técnicas de relajación: Enséñales a respirar profundo o contar hasta diez antes de reaccionar de forma impulsiva.
- Frases alternativas: En lugar de usar insultos, ayúdales a encontrar formas más asertivas de expresar su enojo, como «Estoy molesto porque…» en lugar de decir algo hiriente.
4. Establecer reglas claras
Es importante que los niños sepan que insultar no está permitido. Las reglas deben ser claras y consistentes:
- Comunica tus expectativas: Aclara que en casa no se toleran los insultos ni el lenguaje irrespetuoso hacia los demás.
- Consecuencias coherentes: Si insultan a otros, deben haber consecuencias adecuadas (como pedir disculpas o un tiempo de reflexión), pero también explícale el porqué de las consecuencias.
5. Enseñarles respeto
El respeto es la base de una convivencia armoniosa, y debe enseñarse desde pequeños:
- Valorar la diversidad: Enséñales a respetar las diferencias entre las personas, ya sea por su aspecto, habilidades o ideas.
- Cuidado con los estereotipos: Ayuda a desmantelar creencias dañinas que puedan aprender de otros lugares o medios, como estereotipos de género o raciales, que a menudo están detrás de los insultos.
6. Desarrollar habilidades sociales
Los jóvenes que tienen buenas habilidades sociales suelen manejar mejor los conflictos sin recurrir a insultos:
- Resolver conflictos: Enséñales a negociar, compartir y encontrar soluciones pacíficas a los desacuerdos.
- Escucha activa: Anima a los niños a escuchar a los demás antes de responder, lo que les ayuda a entender mejor las perspectivas de otras personas.
7. Reconocer y reforzar el buen comportamiento
Cuando el adolescente maneje un conflicto de manera respetuosa, es importante reconocerlo:
- Refuerza el comportamiento positivo: Felicítalos por resolver los problemas sin recurrir a insultos, lo que refuerza la idea de que el respeto y la amabilidad son valorados.
- Recompensas no materiales: Ofrece elogios o pequeñas recompensas emocionales, como más tiempo de juego o actividades que disfruten juntos, para reforzar las actitudes positivas.
8. Educación emocional en la escuela y el hogar
Promover un entorno educativo que refuerce el respeto y las habilidades emocionales es vital. Esto puede incluir:
- Participar en programas escolares: Si la escuela ofrece programas de educación emocional o resolución de conflictos, asegúrate de que tu hijo participe.
- Actividades en casa: Fomenta actividades que promuevan el trabajo en equipo, la cooperación y la resolución pacífica de problemas.
9. Abrir espacios de diálogo
Si tu hija insulta a alguien, no sólo lo regañes, sino que abre un espacio para entender el porqué de su conducta:
- Preguntar en lugar de culpar: Pregunta qué le llevó a decir algo ofensivo. Muchas veces, detrás del insulto hay frustraciones o inseguridades que necesitan ser atendidas.
- Ofrecer alternativas: Si insultó porque no sabía cómo manejar una situación, ayúdale a encontrar otras formas de reaccionar la próxima vez.
10. Educar sobre las consecuencias de los insultos
Explícale a tu adolescente que las palabras tienen poder y que pueden herir a los demás. Si alguien es insultado, puede sentirse mal durante mucho tiempo. Los niños deben entender que lo que dicen puede tener efectos duraderos en las emociones de los demás.
11. Fomentar el pedir disculpas
Enséñales la importancia de pedir disculpas cuando hieren a alguien, de manera sincera y directa. Esto ayuda a que comprendan las consecuencias de sus palabras y les da la oportunidad de corregir su comportamiento.
Recuerda que para educar en la adolescencia, lo mejor es empezar por entenderla. Aquí tienes nuestra recomendación para no quedarte atrás. «Quiero entenderte» de Diana Al Azem.